domingo, febrero 12, 2006

"Quería llamar la atención"

Mi experiencia es muy común en chicas jóvenes. Yo estaba en la secundaria, me enamoré de un chico y no me hacía caso porque era gorda. El acercamiento más cercano que tuve con él fue muy triste. Estábamos conversando y me dijo: "Imara si no fueras tan gorda yo sería tu novio porque eres una chica muy dulce e inteligente". Eso me rompió el corazón, pero lo peor es que se sumó la falta de atención que mis padres me tenían.


A los pocos meses la situación familiar se agravó. No tenía amigos ni novio. El rechazo era dentro y fuera de mi hogar: "era una gorda". Esa situación no me quitaba el hambre. La depresión era tal que lo único que me calmaba era comer. Después me sentía peor. Realmente es una sensación desagradable. Así que cada vez que comía inducía al vómito y logré rebajar muchos kilos. Mis padres se preocuparon por mí, porque mi delgadez llegó a ser extrema.


Afortunadamente, ellos me prestaron la atención que yo necesitaba. Lo hicieron a tiempo. Estuve internada varias veces en el hospital, pero me siento muy mal por lo que hice. Ya han pasado 10 años de esa experiencia. Es terrible que tus padres te presten atención porque tú les estás haciendo daño. Ellos sufrieron mucho por mí. Estaban muy preocupados por mi estado de salud.


Hoy en día, no tengo desórdenes alimenticios, pero sí estoy sufriendo las consecuencias de mi locura. Fue más grave mi baja de peso que mi obesidad. Hoy tengo problemas con mi colon. Mi gastritis aún no se cura y llevo años de tratamiento. Lo único que les diré es que me pudo ir peor. Gracias a la ayuda de Dios y de mis padres hoy soy una persona mentalmente saludable.

Imara Portoro
24 años
Venezuela